La cabeza hacia abajo, la mirada perdida entre esas letras inmóviles...
Las manos sudadas, la impaciencia por ver su figura atravezando ese pequeño cuadro.
Dos, tres y cuatro... levantar la vista y de reojo mirar otra vez
[quizas]
Un segundo y cambia el ritmo constante de ese latir del corazón esquivo [esquivado, ignorado, pisoteado]
Dos minutos y vuelve la consecuencia a aparecer en mis pestañas ya cansadas de esquivar... esa consecuencia que trajo consigo tanto desastre.
Y aparecen entre ellas la inmunidad de hoy, y la revancha del sentir...
Y la fuerza que posee hoy la verdad.
Y los pasos adelante que he transitado,
Y las sonrisas que no poseen sombras,
Y las verdades que no se esconden detras de mentiras piadosas,
Y la proyeccion de sueños compartidos
Y lo real.
Y es entonces cuando prefiero seguir pegada en esas letras inmóviles, dejando que esa figura siga su camino, pensando en que algún día... quizás la conocí.
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